Además, este país es el mayor exportador del mundo de sandías y, de ahí que, es viable hallar ejemplares de cultivos próximos en nuestros supermercados. Se dice bastante del melón que es una fruta en especial rica en antioxidantes, pero lo cierto es que tiene precisamente los mismos que una manzana, y que existen otras frutas y hortalizas que tienen muchos más. Los antioxidantes son importantes para prevenir la oxidación de las células, relacionada con patologías degenerantes, y suelen encontrarse en frutas y verduras, en especial arándanos, fresas, frambuesas, espinacas o brócoli. Entonces queda claro que más allá de que es patraña que la sandia contiene mucha azúcar, tampoco resulta saludable consumirla en excesiva cantidad.
Los estudios demuestran que el consumo de sandía puede disminuir la presión arterial sistólica, en especial en individuos obesos. Debido a los compuestos antioxidantes de la sandía, incrementa el potencial antioxidante del organismo. El melón tiene dentro 1,11g de proteínas por 100g, lo que es sutilmente superior al de la sandía, cuyo contenido en proteínas es de 0,61g por 100g. No obstante, el melón contiene un contenido total de lípidos ligeramente inferior, 0,1g por 100g, mientras que la sandía tiene dentro 0,15g por 100g.
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Ambos nutrientes son precisos para lograr un buen desempeño del organismo. Las dos frutas son una fuente importante de fibra, lo que las dota de un prominente poder laxante que nos ayuda a mantener nuestro cuerpo libre de sustancias tóxicas que tan mal le hacen. Consumir melón o sandía es buena opción para la gente que siguen una dieta de adelgazamiento, y no solo por su bajo aporte calórico, sino más bien pues es una importante ayuda a la hora de depurar el organismo y acelerar el tránsito de los alimentos.
Contiene 0,34 mg de hierro, 11 mg de calcio, 182 mg de potasio y 0,06 mg de cobre por cada cien g. Al tiempo, la sandía tiene dentro más zinc y fósforo y es mucho más baja en sodio, con 1mg por 100g. En este sentido, la sandía es uno de esos alimentos que no pueden faltar a lo largo de estos meses de calor en nuestro frigorífico. Hablamos de una fruta que agrada a muchas personas y que está en su mejor instante entre los meses de junio y septiembre.
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Además, abusar de un solo alimento hace que dejemos de consumir otros que también son precisos. Respecto a la sandía, solo contribuye 5,6 gramos de hidratos de carbono, todos ellos, precisamente por igual, moléculas de glucosa y fructosa. A pesar de que tanto sandía como melón son 2 frutas de verano muy aconsejables, pues son hidratantes, diuréticas y saludables, Sánchez sugiere primar el melón por encima de la sandía. “Si el melón tiene un índice glucémico medio, de 60, el de la sandía es de 70, que se considera alto”. Esto significa que la sandía, con un mayor índice glucémico, provocará un pico de glucosa en sangre que va a hacer que volvamos a requerir azúcar en poco tiempo. Es verdad que ciertos expertos aconsejan evitarlo por la noche dado su alto contenido en hidratos de carbono, que en principio no son necesarios en el momento en que el cuerpo no necesita tanta energía.
Como estas frutas son ricas en agua y bajas en calorías, ambos alimentos tienen la posibilidad de influir positivamente en la pérdida de peso por norma general. Además, con moderación, las dos frutas tienen la posibilidad de ser opciones a estimar para la dieta ceto, ya que las proporciones totales de hidratos de carbono son bastante bajas en la sandía y el melón. Ámbas opciones tienen características antioxidantes importantes y resguardan del daño celular. Además, tiene un contenido elevado en vitaminas y minerales que equilibran el cuerpo por la parte interior y nos ayudan a mantener un buen estado de salud. Por su parte, el melón destaca por su contenido elevado en potasio, igualando la proporción de potasio que tienen los plátanos pero con la mitad de calorías. Contribuye a la contracción de los músculos, incluyendo el corazón, y a que el ritmo cardiaco se mantenga estable.
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El melón contiene 5,69 g de azúcares totales por 100 g, al tiempo que la cifra de la sandía es ligeramente superior, unos 6,2 g por 100 g. Otro punto a tener en consideración en el momento de cotejar es el balance hídrico. El melón tiene de media 86 gramos de agua por cada 100 gramos de producto, al paso que la sandía tiene 93 gramos de agua por cada 100 gramos de producto. Esto es que todavía es la sandía la que menos engorda, ya que contribuye 0 kilocalorías al alimento. Por lo que se refiere a los azúcares, los hidratos de carbono del melón son 12,4 gramos, de los cuáles 1,6 son de glucosa libre, 1,3 gramos de fructosa y 9,50 de sacarosa, que es a su vez glucosa y fructosa.
Sin embargo, la sandía, solo contribuye 5,6 gramos de hidratos de carbono, todos ellos, aproximadamente por igual, moléculas de glucosa y fructosa. De cualquier manera, si bien el consumo de sandía es recomendable, no deberíamos abusar de ella. Durante el verano bastante gente consumen grandes rodajas de esta fruta al pensar que es completamente inocua por su composición rica en agua. En estas situaciones, el efecto del índice glucémico de la sandía sí que cobraría una mayor relevancia.
En el estudio realizado en 2019, científicos equipararon las galletas bajas en grasa y las sandías. La investigación probó que la sustitución de galletas bajas en grasa por sandía incrementa la saciedad hasta 90min tras su consumo. Además de esto, el consumo de sandía en un corto plazo ayudó a achicar el peso corporal.
El Melón No Tiene Mucho Más Antioxidantes Que Otras Frutas, En Verdad Las Fresas, Los Arándanos O Las Frambuesas Tienen Más
Aunque el azúcar presente de manera natural en las frutas sea muy distinto del azúcar que le pones al café o el añadido a los procesados, es esencial que asimismo lo controles si no quieres que tu peso se resienta. Asimismo tiene vitamina B1 y B6, así como biotina, magnesio, potasio y fibra dietética. El almacenaje o acceso técnico es requisito para hacer concretes de usuario para mandar publicidad, o para seguir al usuario en un sitio web o en varios websites con fines de marketing similares. Es otro género de azúcar hidrosoluble, que está contenida en casi todas las frutas, y de allí su nombre.